Sabemos que la energía del Sol es fundamentalmente la que ha permitido el fascinante desarrollo de la biodiversidad en nuestro planeta, así como la aparición de nuestra especie y de las civilizaciones humanas que se han sucedido. Lo cierto es que, durante las últimas 15 generaciones, la humanidad ha tenido acceso a una considerable cantidad de energía solar almacenada en el interior de la corteza terrestre en forma de combustibles fósiles, una energía de muy alta calidad concentrada durante millones de años.
El acceso a esos yacimientos, es sin duda, lo que ha hecho posible la rápida industrialización de la sociedad y la multiplicación del número de humanos hasta límites difícilmente imaginables hace apenas un par de siglos. Pero además, esta formidable expansión está siendo espoleada por el sistema económico imperante, único perviviente en la pugna con el resto de propuestas: el sistema capitalista. Un sistema caracterizado por la defensa del libre comercio y la consecución del máximo beneficio en el menor tiempo posible, por un reparto desigual de la riqueza que agranda cada vez más la brecha entre el grupo social dominante y el resto de la sociedad.
A esto hay que añadir el desprecio absoluto a considerar las necesidades de las generaciones venideras y de otras especies con las que convivimos, si no le reporta beneficios a la élite dominante.
La cuestión es que sus defensores no entienden, o no quieren entender, que el sistema económico es una parte de la sociedad humana, y que esta es a su vez parte o subsistema de la biosfera. Creen, o al menos hacen creer, que la energía es inagotable o fácilmente sustituible con inversiones económicas, al igual que los materiales que usamos. Pero ocultan que el modelo, y con él nuestro estilo y calidad de vida, se sustenta sobre formas de energía de un solo uso que, siendo realistas, no pueden ser sustituidas.
Junto a un sistema industrial soportado por un potente sistema de transporte, la extraordinaria disponibilidad de energía barata y de alta calidad ha propiciado una producción gigantesca y éticamente injustificable de productos, de corta vida y escasa utilidad, que ha generado una sociedad consumista para una pequeña fracción de la humanidad, dejando al resto solamente la aspiración a sumarse a ella.
Todo ello, además, provoca residuos y gases de efecto invernadero que están modificando la composición química y características físicas de la atmósfera y los océanos, acidificándolos con las consiguientes consecuencias negativas en los ecosistemas marinos, y en el caso de la atmósfera amplificando la capacidad de retención de la energía procedente del Sol. Esta alteración del sistema clima nos aboca a escenarios climáticos desconocidos por nuestra especie, poniendo en jaque la permanencia de la sociedad humana tal y como la conocemos.
El mito del crecimiento económico continuo se demuestra imposible, el modelo de ”progreso” material se derrumba sin tan siquiera haber alcanzado niveles dignos para la vida de la mayoría de la humanidad.
Por tanto, esa extraordinaria expansión a la que asistimos, que algunos autores ha definido como ”La Gran Aceleración”, no solo nos enfrenta a la catástrofe climática sino que además está generando el desborde de otros límites para la permanencia de la biosfera que nos sustenta, como la desaparición de especies a un ritmo entre 100 y 1000 veces superior al natural – la sexta extinción- o la degradación acelerada de los bosques como han puesto de manifiesto los estudios sobre los Límites Planetarios de Johan Rockström y Will Steffen.
Según Naciones Unidas, tenemos tan solo 10 años para virar el rumbo de la sociedad y evitar una disrupción dramática de la Biosfera. Ese es el hercúleo reto al que se enfrentan o deberían enfrentarse las generaciones actuales y la que nos toma el relevo.
** Este será el tema central de la XI Universidad Verde organizada por la Green European Foundation , la Fundación EQUO y la Universidad de Córdoba, que tendrá lugar en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Córdoba del 15 al 17 del próximo mes de noviembre.
Publicado previamente en https://diario16.com/el-capitalismo-frente-al-espejo/
24 octubre 2019
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Calentamiento global |
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“La Tierra Inhabitable” era el título que el periodista David Wallace-Wells daba a su artículo el 9 de julio de 2017 en la New York Magazine, que llegó a ser el artículo más leído desde siempre de la revista.
En el mencionado articulo, posteriormente actualizado para reforzar argumentos e información recogía los peores escenarios posibles de los efectos del Calentamiento Global a corto plazo recogidos de las publicaciones científicas.
Uno de los aspectos recogidos era la subida del nivel del mar. Basta con mirar un mapamundi para ver que buena parte de la humanidad vive en la costa y parte de ella se alimenta de la producción de los deltas. La subida del nivel del mar actual es de unos 20cm sobre el nivel preindustrial y se está acelerando en los últimos años alcanzando los 3,4 milímetros anuales.

Los estudios hechos públicos el pasado día 30 y pendientes de publicación , de un equipo de investigación de varias universidades, realizados sobre los sedimentos de la cueva de Artá en la isla de Mallorca nos avisan de que en el Plioceno, cuando la concentración de CO2 en la atmósfera eran similares a los actuales, 400 ppm, la temperatura media era de unos 2º-3ºC superiores a los actuales y el mar tendría un nivel superior en 16 metros al actual.
No solo desaparecerían todas las playas y el grueso de las ciudades costeras del mundo y algunas más. Como ejemplo Sevilla capital se encuentra a solo 6 metros, es decir solo sobresaldrían los edificios de más de cuatro plantas de altura. Así tendremos las Nuevas Atlantidas, con la diferencia que ahora si sabremos con certeza donde estarán.
El delta del Ebro, marismas del Guadalquivir, delta del Nilo, Ganges, … no existirán en unos decenios.
Los destinos de veraneo de sol y playa desaparecerían y con ellos los hoteles, resorts y apartamentos.
No parece que esto vaya a quedarse ahí si no se actúa, actuamos, con profundidad y celeridad.
Otra amenaza para la vida humana en otras zonas del planeta es la temperatura. Nuestro cuerpo tiene una temperatura media de unos 37ºC que se estabilizan cuando soportamos altas temperaturas mediante la transpiración a través de la piel, sudando. Para que el sudor se evapore necesitamos que la humedad ambiente no sea tan alta que lo impida. En 2010 Sherwood publicó las condiciones de temperatura y humedad que permitirían la habitabilidad de determinadas zonas de la Tierra y más recientemente Priscilla Nowajewski ha publicado otro en sentido parecido y disponible en castellano. Con temperaturas cercanas a 30ºC la hipertermia, subida de la temperatura corporal, se puede dar con el 100% de humedad en el ambiente y en lugares como el Valle de la Muerte, donde se han registrado cerca de 57ºC, la hipertermia se produce con solo que la humedad sea superior al 20%.
A ello podemos sumar el avance de la aridez del territorio que supondrán una importante merma del suelo de cultivo y su producción, que se recoge en el informe de Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático de la ONU y publicado en agosto, y que en España amenaza de manera singular, pero no en exclusiva al sur de la península.
Está claro que la habitabilidad de un territorio que no puede producir alimentos es muy poca o inexistente.
No quiero agotar las personas que se asoman a esta página, pero solo por último, aunque no único y de pasada, nombrar que durante muchos años determinadas zonas de la tierra han sido inhabitables por su insalubridad, por la presencia de artrópodos transmisores de enfermedades como la malaria y otras y el cambio climático está ampliando el territorio en el que estos insectos pueden vivir y el periodo anual de superveniencia.
El próximo día 27 estamos llamando a la movilización de la sociedad, espoleada por jóvenes, para forzar a nuestras autoridades y gobiernos a poner por delante el derecho a una tierra habitable para nosotras y las futuras generaciones frente al interés de las corporaciones y una sociedad hedonista que estimula la dopamina con el consumismo.
La tarea de lograrlo es hercúlea y va más allá del día 27, las incertidumbres son muchas, pero al menos hagamos nuestra parte.
Inicialmente publicado en Contrainformación
17 septiembre 2019
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2019, Calentamiento global, Cambio Climático, Fenómenos climáticos extremos, subida del nivel del mar, temperatura |
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Cada vez se habla más de la influencia del Cambio Climático como un factor desencadenante de migraciones, en el caso de Siria se ha difundido ampliamente como una de las causas generadoras del conflicto y posterior desplazamiento masivo de refugiados hacia países limítrofes y hacia la UE El Cambio climático está también en el proceso por el cual casi la mitad de las personas que fueron desplazadas por el huracán Sandy en Nueva Orleans no han vuelto a la que era su ciudad; por citar un par de casos.
Diferentes autores y organizaciones abogan por caracterizar la figura del “refugiado climático”. y darle un estatus legal.

Diferentes informes del IPCC y de otros organismos alertan de que las migraciones van a seguir en aumento como consecuencia de los efectos del Calentamiento Global como subida del nivel del mar, fenómenos climáticos extremos, sequías pertinaces, … Un estudio publicado en 2014 por el CIESIN de Columbia recoge que 700 millones de “refugiados climáticos” estarían desplazándose para 2050, aunque la mayoría no cruzaría las fronteras y permanecerían en sus países de nacimiento.
Como estamos sufriendo en la actualidad, el enfoque adoptado por la UE y otros países ante esta situación está siendo el de tratar a las personas afectadas como un asunto de seguridad en lugar de una consecuencia del actual modelo industrialista que depreda recursos del que se beneficia fundamentalmente el Norte global a la vez que ocasiona la disrupción del sistema clima.
Así en lugar de establecer relaciones económicas responsables, justas y solidarias, de proteger a las poblaciones más vulnerables ante los fenómenos climáticos extremos se está optando por imponer la visión militarista, de “seguritización”. Creando “zonas fortificadas” y centros de internamiento en los países enriquecidos simultaneadas con el “aparheid global” que llena de campos de concentración los países fronterizos,
Para avanzar en esta dirección estrategas militares de ambas partes del Atlántico llevan años estudiado y elaborando estrategias de respuesta sobre el Cambio Climático, a pesar de las declaraciones “contrarians” de mandatarios como Trump, pero estas estrategias no son para hacerle frente ni proteger a las poblaciones vulnerables, si no como una nueva actividad militar, para evitar la llegada de los movimientos migratorios a las metrópolis y controlar también la reacción de sus propias poblaciones afectadas por fenómenos climáticos extremos.

Paralelamente y como consecuencia de esta estrategia, ha ido creciendo un floreciente negocio, en simbiosis con el complejo militar-industrial, de seguridad fronteriza y control de personas, que suministra sensores de todo tipo, drones, sistemas GPS, cercas, muros, cámaras con sistemas de reconocimiento facial así en el negocio de las aplicaciones biométricas tienen presencia empresas como L3 Comunications, Hewlett Packard, Dell, Verizon en EEUU o Eriksson, Indra, Siemens Diehl y Sagen en la UE a las que hay que sumar las empresas fabricantes de vallas y muros de todo tipo para asegurar e impermeabilizar las fronteras.
Un estudio, que ya tiene algunos años, contabilizó 51 muros fronterizos en la mundo con diversas técnicas disuasorias, desde campos de minas a drones, pasando por autómatas para localizar intrusiones y disparar, por ahora, a indicación de soldados.
En todo este proceso, para buscar la complicidad de la población, no se ha dudado en criminalizar a las personas migrantes junto con organizaciones y personas solidarias. Primero comenzó a aparecer el concepto de “mafias de la migración” después el intento de asociar la migración con el tráfico de drogas y posteriormente al 11S, los atentados de Londres o Madrid, se buscó vincular a las migrantes con el terrorismo. La última fase de este proceso la estamos viendo en estos días, en los que se criminaliza las organizaciones y personas que realizar tareas de protección y salvamento en el mar en la UE o prestan auxilio a las personas migrantes aquí o en EE.UU.
Simultáneamente se incumplen sistemáticamente la legislación internacional sobre refugiados.
Cabría decir que es más justo afirmar que quienes actúan en la ilegalidad y con impunidad son aquellos países u organizaciones supranacionales como la UE que miran para otro lado ante el sufrimiento humano y la muerte a la vez que utilizan a las personas migrantes como “chivos expiatorios” sobre los que proyectar su propia incompetencia.
Públicado previamente en Contrainformación
19 agosto 2019
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2019, Calentamiento global, Cambio Climático, Refugiados Climáticos |
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Emergencia climática
Aclaro, en primer lugar, que comparto plenamente el concepto de “responsabilidad compartida pero diferenciada” que se recogía en el Convenio sobre Cambio Climático aprobado en la Cumbre de Rio de 1992 y recuerdo también que son las personas que menos emiten, las más vulnerables, las que con más intensidad están soportando el sufrimiento y los efectos negativos de la Crisis Climática.
En los últimos meses vemos en algunos países una creciente movilización de base, débil aún en nuestro país, denunciando la inactividad de nuestros gobiernos frente a la crisis ecológica que estamos sufriendo. Movimientos como el Fridays For Future protagonizados por las jóvenes, con Greta Thunberg como cabeza e icono, y Extincion Rebelion, con denuncias más amplias y composición de edad diversa, con fuerte asentamiento en Gran Bretaña.
En
esta misma dirección el parlamento del Reino Unido, a instancias del
partido Laborista aprobó
el pasado uno de mayo una moción
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15 julio 2019
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No parece que nuestros dirigentes políticos sean capaces de embridar a los poderes económicos para poder afrontar la crisis ecosocial que está discurriendo, es aún peor en muchos casos, muchos de ellos se encargan de facilitar el desarrollo de las actividades económicas que profundizan el problema. Incluso cuando parece que hacen caso a lo que nos muestra la investigación científica y se supone que hacen frente a la crisis, justo la realidad se mueve en sentido contrario.
Como evidencia de lo que afirmo basta con observar evolución de la Curva Keeling que nos avisa de que estamos viviendo en una atmósfera desconocida por el ser humano. Si queremos encontrar una concentración parecida debemos volver al Plioceno, hace 3 millones de años. Invito a quienes les preocupe esto que rastreen información para saber cuál era el nivel de mar y que temperatura y vida tenía la Tierra.

Esta curva, que desgraciadamente se va haciendo popular fuera de la comunidad científica que investiga el clima, nos indica cómo va evolucionando la concentración de dióxido de carbono en la átmosfera. Se comenzó a elaborar en 1957, año en que la preocupación por la emisiones de este gas de efecto invernadero, generado en su mayoría por la quema de combustibles fósiles, llevó a los climatólogos a medir la variación en la atmósfera y con ello ver si los ecosistemas estaban siendo capaces, o no, de retirarlo.
En coherencia con el conocimiento que se tenía de la relación de la concentración de los gases de efecto invernadero con la variación de la temperatura media global, relación evidenciada tanto por estudios paleoclimáticos como por modelos informáticos, se sabía que a mayor concentración mayor temperatura. Pero también se sabe que el Sistema Clima tiene también procesos de retroalimentación positivos que hacen que esta relación no sea lineal.
La comunidad política toma cartas en el asunto hace ahora 27 años, en la Cumbre de la Tierra de Rio 92 se firma el 13 de junio Convenio Marco de la ONU sobre Cambio Climático y unos años más tarde, el 11 de diciembre de 1997, se adopta el Protocolo de Kioto que entró en vigor ¡Casi 8 años más tarde! el 16 de febrero de 2005.
Desde entonces ha habido 24 reuniones anuales de la Conferencia de la Partes, COP, donde gobiernos, comunidad científica y ONG revisan la situación del Cambio Climático y proponen alternativas a seguir. La próxima será la COP 25 que se va a celebrar en Chile entre el 2 y 13 de diciembre de este año, después de que el gobierno de Bolsonaro declinara el compromiso que había adquirido Brasil.
¿A qué viene este repaso histórico? Pues la respuesta es que si observamos la Curva Keeling podemos ver empíricamente que no ha habido influencia ninguna de los acuerdos y encuentros en la reducción de emisiones ni en la correspondiente elevación de la concentración de CO2 en la atmosfera. Parece que lo que reclama la ciencia es inviable políticamente y si esta situación se mantiene, nubarrones muy oscuros ocuparan el futuro.
Previamente publicado en Contrainformación
16 junio 2019
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La Agencia Estatal de Meteorología y Oficina Española de Cambio Climático han publicado una guía resumida del Informe Especial del IPCC sobre los Impactos de un Calentamiento Global de 1,5ºC , SR15.
El SR15 se presentó el pasado mes de diciembre con el objetivo de presentar a la reunión de la COP24 celebrado en Katowice, Polonia, el consenso del IPCC actualizado, como tal consenso no recoje las últimas investigaciones y observaciones con lo que se podría afirmar que este informe subestima los impactos y sobrestima la capacidad de respuesta.
Aún así hay que recordar que los gobiernos de EEUU, Rusia, Arabia Saudí y Kuwait se negaron a incluir este informe en el documento final de la COP24
Esta guía ha sido elaborada para no expertos y con gráficos simplificados, muy útiles para entender el contenido del informe.
Puedes descargarla pulsando la imagen de más arriba.
5 febrero 2019
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Foto: Pepe Larios
Nuestra civilización, como toda la vida, funciona gracias a la energía disponible y en las últimas 20 generaciones esta energía la obtenemos, básicamente, de los combustibles fósiles, energía solar concentrada como el carbón, el petróleo y el gas natural, a partir de restos de seres vivos, y almacenada en el interior de la corteza terrestre.
Grandes cantidades de energía de fácil acceso y baratas de obtener han posibilitado un vertiginoso desarrollo de la humanidad, expansión industrial y un modelo de transporte que también ha configurado nuestras ciudades. El desarrollo de este modelo no ha sido inocuo para la humanidad ni las especies con las que convivimos, las emisiones de gases de efecto invernadero con el consecuente cambio climático y la contaminación del aire de nuestras ciudades son algunos de los tributos de la acelerada quema de combustibles fósiles.
Nuestra ciudad, Córdoba, no es ajena a este modelo de transporte basado en el coche con motor de combustión interna que quema carburantes fósiles líquidos procedentes del petróleo como son la gasolina y el gasoil.
Así las calles que se han construido en los últimos decenios está pensadas y diseñadas para el desplazamiento en el automóvil, e incluso las calles de nuestro casco histórico se han acomodado a este artefacto dejando exiguas, casi inexistentes, aceras para las viandantes, dificultando el desplazamiento en silla de ruedas, cochecito de bebes o carritos de la compra y reservando el grueso de la calle para el coche.
El parque de vehículos en nuestra ciudad es de unos 650 por cada 1000 habitantes, de los cuales los coches son más de 440. Podemos evacuar la ciudad entera dejando sin usar más de la mitad de los coches y aparcados en línea recta llegarían hasta Huesca.
Este modelo de transporte junto con las industrias que son intensivas en el uso de energía, situadas en la ciudad, emiten gases y partículas al aire que respiramos y que tienen serias consecuencias para la salud y la vida de las personas que aquí vivimos.
En el estudio sobre Ciudades Sostenibles del Observatorio de la Sostenibilidad sitúa a nuestra ciudad entre las de peor calidad del aire junto con Granada, Murcia o grandes ciudades como Sevilla, Barcelona y Madrid
La evaluación de la calidad del aire publicado por el anterior Ministerio de Alimentación, Agricultura y Medioambiente, MAGRAMA, señala que la ciudad de Córdoba supera niveles en tres de los factores contaminantes del aire registrados en nuestras ciudades, el primero es el valor objetivo para el cadmio, Cd , en segundo lugar Córdoba es una de las ocho zonas del país que superaron el valor límite anual de NO2 y por último también se produjeron superaciones de partículas en el aire menores de 10 micras, PM10, del valor límite diario de 50 µg/m3 en más de 35 ocasiones al año, una vez descontados los efectos del polvo sahariano de este contaminante.
La Junta de Andalucía publicó en el BOJA de marzo de 2014 el Plan de Mejora de la Calidad del Aire, PMCA, de nuestra ciudad que recoge información sobre la calidad del aire y las medidas a adoptar, refleja el riesgo para la salud de los diferentes contaminantes y señala el tráfico como el principal responsable de las emisiones seguido de otras actividades domésticas e industriales. La información de la Agencia Europea de Medio Ambiente, AEMA indica que son las partículas menores de 2,5 micras, PM2.5, las responsables de mayor impacto en la salud; su menor tamaño les permite atravesar los alveolos pulmonares y pasar al caudal sanguíneo y aunque Consejería de Medioambiente solo da datos de PM10, se puede calcular que el 60% de las mismas son PM2.5
En nuestro país, investigadores del Departamento de Epidemiología y Bioestadística de la Escuela Nacional de Sanidad del Instituto de Salud Carlos III, publicaron el pasado año un estudio “Evaluación de mortalidad a corto plazo atribuible a contaminación por material particulado en España”. Esta investigación solo ha tenido en cuenta el material particulado atmosférico (PM10 y PM2.5) que es el principal responsable de la mortandad prematura.
El informe recoge la afección para la salud en varias provincias y entre ellas está Córdoba. Durante el periodo de estudio 2000-2009 las muertes prematuras atribuibles solo por PM10 y PM2.5 para nuestra provincia es de 2790, unas 280 anuales.
A esta cifra es necesario sumar las producidas por los otros contaminantes como el dióxido de nitrógeno y ozono troposférico, O3. Este último compuesto cuando está a unos 60 kilómetros de altura, en la ozonosfera, nos defiende de las radiaciones ultra violeta pero si está situado a nuestro nivel tiene efectos perniciosos para nuestro sistema respiratorio.
La contaminación del aire de nuestras ciudades ha sido también relacionado con el nacimiento de bebes prematuros y con peso por debajo de lo normal. Según estas investigaciones la mortalidad no es apreciada y atribuible a la calidad de las instalaciones de neonatos.
Para disminuir estas consecuencias es necesario acometer medidas profundas y urgentes para mejorar la calidad del aire de nuestra ciudad para disminuir las fuentes y cantidad de emisión de contaminantes y además no aumentar la carga tóxica del aire que respiramos. En otras palabras optar por los desplazamientos a pie, en bicicleta, transporte público urbano y restringir al mínimo el uso de automóviles en la ciudad.
28 diciembre 2018
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La primera Conferencia de la Partes firmantes del Convenio sobre Cambio Climático, COP1, se celebra en Berlín en 1995. Ese año las emisiones de dióxido de carbono, CO2, principal gas de efecto invernadero, originadas por la quema de combustibles fósiles y la fabricación de cemento alcanzaron las 23 Giga toneladas, Gt, y la concentración en la atmósfera de este gas era de 360 partes por millón, ppm, habiendo superado en 10 ppm la concentración considerada como segura para evitar un cambio climático peligroso para el mantenimiento de la civilización tal como la conocemos.
23 años más tarde, mientras escribo este artículo se está celebrando, la COP24 en Katowice, Polonia, y según el informe Global Carbon Budget, publicado el pasado día 5, este año con datos aún provisionales romperemos el récord de emisiones de CO2, superando las 37 Gt CO2, un 2,7% más que el pasado año, en consecuencia la concentración de CO2 superará las 408 ppm. Con estos niveles de alteración ya estamos inmersos en una atmósfera con una concentración de gases de invernadero desconocidos por la especie humana.
En consecuencia el año que termina se colocará en el número cuatro de TOP5 de años más cálidos globalmente registrados 2016, 2015, 2017, 2018 y 2014 por ese orden, es decir los últimos cinco años, incluido el que terminamos, han sido más cálidos desde que tenemos instrumentos para medir la temperatura y registros de las mismas.
Todas estas evidencias que reclaman la necesidad de disminuir rápidamente la emisión de gases de invernadero y poner en marcha urgentes medidas de adaptación a las afecciones que ya sufrimos y las ya inevitables por venir.
La urgencia de la intervención profunda ha venido siendo demandada por los cinco informes generales y los especiales de Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático, IPCC, de la Naciones Unidas. En el periodo que abarcan las 24 COP se han firmado el Protocolo de Kioto y los Acuerdos de París. Todos estos informes, encuentros y acuerdos no han podido frenar la acelerada quema de combustibles fósiles.
Peor aún, mientras diciembre de 2015 se anunciaba a bombo y platillo que se habían alcanzado acuerdos que significaban un paso adelante en la lucha contra el Cambio Climático, han bastado tres años para echar un jarro de agua fría sobre ese supuesto avance. Así el gobierno de los EE.UU, por boca de su presidente, avisa que se descuelga de los Acuerdos de París y al comienzo de la COP24 los representantes de Estados Unidos, Rusia, Arabia Saudí y Kuwait han declarado no aceptan el Informe Especial Global Warming of 1.5ºC, SR15, sobre los impactos sobre las personas y los ecosistemas que supondrían superar la temperatura de la época preindustrial en 1,5ºC.
Es necesario recordar que los compromisos recogidos en los Acuerdos de París no son lo suficientemente ambiciosos y que diversos estudios sobre el efecto sobre el clima de estos Acuerdos pronostican que, en el caso de que llegaran a hacerse realidad, la temperatura media de la Tierra se incrementaría en más de 3ºC. Recordar también que el SR15 es un informe de consenso que no recoge la mejor ciencia y minusvalora los impactos de llegar a un mundo 1,5ºC más cálido que el preindustrial.
Vivimos en una situación de emergencia, extremadamente grave. Hay miembros de la comunidad científica que afirman que los informes se están edulcorados para hacerlos más digeribles, en 2016 rozamos ya el incremento de 1,5ºC y hay un plazo de tiempo entre la emisión de los gases de invernadero y la respuesta del sistema clima con el máximo calentamiento, este periodo es de 10 años de media, luego aún no se han manifestado los efectos de las emisiones récord de los últimos años. Así que es realmente casi imposible mantener el planeta sin sobrepasar los 2ºC sobre la etapa preindustrial. Hace unos años que un informe de la Met Office británica sentenciaba “Hagamos lo posible para quedar por debajo de 2ºC y preparémonos para 4ºC”. El problema es que no sabemos cómo prepararnos, solo tenemos algunos indicios de cómo afectará a los ecosistemas o al nivel del mar pero no como afectará a la civilización humana. Pero seguro que no es nada positivo.
Los pirómanos dirigentes de la humanidad conocen esta realidad y no parecen dispuestos a hacer nada para evitar el fuerte agravamiento de los efectos del Cambio Climático, que ya estamos padeciendo.
Hay una parte de los mismos que si admite la necesidad de actuar, pero existe un compromiso descendente entre las declaraciones que hacen, los compromisos que acuerdan y lo que en realidad ejecutan. A modo de ejemplo, nuestro país sólo ha desembolsado el 10 % de la inversión que se comprometió aportar en 2014 al Fondo Verde para el Clima (Green Climate Fund)
La razón, mejor sinrazón, para este comportamiento se debe a que la inmensa mayoría de los gases de efecto invernadero está originada por la quema de los combustibles fósiles y que estas combustiones proporcionan la energía que propulsa el crecimiento exponencial de la economía y la sociedad industrial en la que vivimos.
Nuestros dirigentes no nos cuentan la verdad. La realidad es que este sistema económico es incompatible con el mantenimiento de la civilización tal como la conocemos, que está socavando a pasos agigantados las bases que sustentan la vida humana, un sistema que genera residuos de todo tipo y que el medio natural es incapaz de absorber. Uno de estos residuos es el CO2 del que ecosistemas terrestres y marinos, que actúan de sumideros, solo han retirado en la última década 55% de las emisiones y han dejado el resto en la atmósfera.
Actuemos o no actuemos el Cambio Climático lo cambiará todo, como afirma Noemi Klein. De las decisiones que se tomen dependen los niveles sufrimiento para la humanidad. A más urgente y profunda intervención corresponderá menor sufrimiento.
Atajar consecuentemente el Cambio Climático implica necesariamente embridar a las corporaciones, cambiar el sistema, afrontar el Cambio Climático nos brinda la posibilidad de construir un nuevo sistema social y económico que ponga como objetivo de las decisiones económicas y políticas el mantenimiento de la vida digna de las personas, de la vida en general.
Como el mismo Convenio sobre el Cambio Climático recoge, la responsabilidad de realizar el cambio es compartida pero diferenciada, quienes tienen más capacidad de intervención y más han contaminado tienen mayor responsabilidad
La capacidad de respuesta disminuye a medida que pasa el tiempo y cada minuto perdido implica mayor y más rápida actuación para afrontarlo. Ya hemos perdido demasiado tiempo en la tarea que tenemos pendiente. Espero que la COP24 sea realmente un punto de inflexión para iniciar este proceso.
Inicialmente publicado en Contrainfo.
15 diciembre 2018
Posted by impulsoverde |
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