Video Cambio Climático Bolivia
Gustavo Cardoso desde Bolivia me ha enviado el enlace al video sobre Cambio Climático que ha producido su asociación Observancia
Buen trabajo
«Es ridículo dudar de que la Tierra se calienta; ningún científico lo hace»
ENTREVISTA: PHIL JONES Climatólogo de East Anglia y protagonista del ‘Climagate’
RAFAEL MÉNDEZ – Madrid – 12/09/2010
Phil Jones ha pasado un año horrible. A final de 2009, y justo antes de la Cumbre del Clima de Copenhague, un hacker colgó en la web miles de correos electrónicos de la prestigiosa Unidad de Investigación del Clima (CRU, en sus siglas en inglés) que dirige en la Universidad británica de East Anglia. El escándalo fue conocido como Climagate, ya que en los correos aparentemente Jones y sus colegas exageraban el calentamiento. Jones, británico nacido en 1952, acaba de volver a su puesto después de que las comisiones que le han investigado descartaran mala práctica. El miércoles próximo pronunciará una conferencia en Madrid dentro de un ciclo organizado por la Asociación Cultural Despierta y La Casa Encendida. La semana pasada charló por teléfono con este diario.
Pregunta. ¿Exageró usted o su equipo el calentamiento?
Respuesta. Nunca. No hemos manipulado los datos. No hay duda de que hay calentamiento. Hay otros dos grupos en América que usan otras series de datos y todos los grupos damos más o menos el mismo calentamiento. Nuestra serie da incluso menos que las de Estados Unidos.
P. ¿Incluso en la última década?
R. Incluso en la última década, sí. Hay que valorar la significación estadística del calentamiento, es difícil trabajar tendencias a corto plazo, es algo que no se debe hacer. No debes esperar aumentos de temperatura cada año, el sistema climático no funciona así. Hay variabilidad anual por eventos como El Niño o los volcanes y cualquier calentamiento producido por los humanos se superpone a eso.
P. ¿No hay discusión científica sobre este tema?
R. No, ninguna. Ningún climatólogo lo duda. Esto viene de gente que sale en la prensa para hacer dudar al público.
P. Pues están teniendo éxito.
R. Eso es lo que hacen, sembrar dudas. No investigan, no producen nuevas series de temperaturas de los últimos 100 años. La gente criticaba que no hacíamos públicos los datos brutos de temperatura de nuestras estaciones. Lo hicimos en enero y nadie los ha usado. Es solo ruido en Internet y en la prensa. Leí un libro en el que comparaba esto con las tácticas de las compañías tabacaleras en el pasado para acallar a los médicos que decían que el tabaco causaba cáncer. Intentaban sembrar dudas sobre ello.
P. ¿Quién cree que pudo piratear sus correos?
R. No lo sé. Ni yo, ni nadie. Estamos convencidos de que fue alguien de fuera de la universidad.
P. ¿Alguien que quería minar la confianza ciudadana en la ciencia del cambio climático?
R. Probablemente.
P. Afirmó que en esos correos había dicho «cosas horribles». ¿A qué se refería?
P. Quería decir que algunos correos vistos años después podían malinterpretarse. Tony Blair en sus memorias dice que ojalá nunca hubiera aprobado la Ley de Libertad de Información porque hace prácticamente imposible que el Gobierno tenga una discusión franca. Todo lo que escriban en un correo puede ser usado más tarde. Las cosas se sacan de contexto y se malinterpretan a la vista de acontecimientos posteriores. Esos correos nunca se escribieron para ser leídos diez años después.
P. ¿Cómo cree que se verá el Climagate en 20 o 30 años? ¿Cree que será importante o que se considerará como una anécdota?
R. Espero que la gente vuelva a creer en la ciencia, pero creo que llevará algunos años. Aquí hay dos asuntos. Mucha gente cree que el planeta se está calentando. Es ridículo poner en duda el calentamiento, que es algo claro y ningún científico lo cuestiona. Luego, hay gente que dice que aunque sea así no se debe a la actividad humana.
P. ¿El debate sobre la influencia del hombre es relevante?
R. Hay científicos que aún dudan, pero son pocos. Y cuando les preguntas cómo explican el calentamiento ocurrido tienen muchas dificultades, porque es muy difícil encontrar otra explicación racional, aparte de los gases de efecto invernadero.
P. Dicen que hubo un periodo cálido similar en la Edad Media.
R. Hacen falta más evidencias para ese periodo, sobre el que hay información muy restringida, y solo del hemisferio norte.
P. Pero hubo periodos tan cálidos como el actual.
R. Sí, pero sabemos por qué hubo periodos cálidos y fríos en el pasado. La cantidad de radiación solar era distinta y por eso tendremos edades de hielo en el futuro. Esos procesos aún siguen y seguirán, pero tienen una escala temporal completamente distinta a la humana. Aquí hablamos de cambios climáticos en un siglo, muy rápidos comparados con los del pasado.
P. También hay quien dice que incluso si el calentamiento se debe a la emisión de gases de efecto invernadero no es preocupante.
R. En algunas regiones puede que no haya que preocuparse. En Europa occidental los impactos no serán demasiado graves. A los británicos no les importaría tener un clima un poco más cálido, así no tendrían que salir en las vacaciones. Pero en el sur de España, donde ya hace mucho calor, la vida se podría hacer muy difícil y en otras zonas aumentarían las sequías. Las previsiones que aparecen en el IPCC -Panel Intergubernamental de Cambio Climático- hablan de un aumento de temperatura de entre dos y seis grados en 2100 si seguimos emitiendo gases de efecto invernadero como hasta ahora. Incluso un aumento de dos grados es un calentamiento muy grande. Esa es la media mundial, así que algunas regiones se calentarían mucho más. No creo que esa incertidumbre sea una excusa para no hacer nada. Puedes decir que otras cosas son más importantes. Incluso la previsión menor supone un calentamiento 2,5 veces mayor que en el siglo XX.
P. Aun así a veces ha dicho que hay solución.
R. Hay gente que dice que estamos condenados, pero eso es ridículo. Incluso con seis grados más seguiremos aquí, no desapareceremos como especie. Y es ridículo mirar a la peor previsión.
P. ¿No ha habido demasiada rapidez al vincular cada ola de calor y cada sequía con el cambio climático? Así, cuando ha habido un invierno frío los escépticos lo han usado para decir que no pasa nada.
R. El invierno pasado pareció muy frío. Pero solo lo fue en Europa occidental y en la costa este de Norteamérica. Sin embargo, fue el más cálido en todo el mundo desde 1850. Porque en tu región haya un invierno frío no puedes decir que en el mundo hace frío. Hay que mirar series de décadas, no cada año. La década que ahora terminamos ha sido la más cálida desde 1850, y ha sido más cálida que los noventa, que a su vez fueron más cálidos que los ochenta y éstos más que los setenta, y así puedes seguir. Eso es el cambio climático y lo que debemos mirar.
P. ¿Y no cree que ha habido demasiado catastrofismo y que eso ha acabado por debilitar la percepción del problema?
R. Puede que sí por parte de organizaciones ecologistas, pero no creo que ese extremismo haya llegado a las revistas científicas, que solo publican hechos contrastados. El problema es cómo a veces esa información aparece en la prensa.
P. Algunas de esas afirmaciones alarmistas y sin rigor sí llegaron al IPCC.
R. No tantas en el grupo de ciencia.
P. Una investigación independiente concluyó que el gráfico del palo de hockey, que mostraba un aumento de la temperatura muy pronunciada en el siglo XX, era engañoso.
R. Ese diagrama no fue a ningún trabajo científico ni está en el último informe del IPCC. Fue para el informe anual de la Organización Meteorológica Mundial de 1999. Se hizo para un público no científico, por eso era relativamente simple. A veces nos piden que escribamos en términos sencillos para un público amplio, y a veces es difícil poner advertencias y que aún así siga siendo interesante para el público en general.
Fuente El País

La organización Grupo ETC publica en castellano «Remendar el Planeta» informe sobre geoigeniería.

Caos climático en la era de la geoingeniería
Nuevo informe del Grupo ETC
Versión en castellano de Retooling the Planet
Agosto 2010
No hay duda alguna de que incidir en los ecosistemas locales puede provocar efectos en todo el planeta. A ello debemos el cambio climático inducido por la actividad humana. Sin embargo, está ganando terreno una idea temeraria: que podemos intervenir deliberadamente los sistemas planetarios para corregir el daño que hemos provocado en nuestro clima. Aesto se refiere la geoingeniería, la intervención intencional a gran escala en los océanos, los suelos y/o la atmósfera de la Tierra, especialmente con el fin de combatir el cambio climático.
La geoingeniería puede referirse a una amplia gama de esquemas, entre los que se incluyen el lanzamiento de partículas de sulfatos a la estratosfera para reflejar los rayos solares; el vertimiento de partículas de hierro en los océanos para nutrir al plancton que absorbe el CO2; el disparo de yoduro de plata a las nubes para producir lluvia;
la ingeniería genética de los cultivos para que su follaje refleje mejor la luz del sol, entre otras.
David Keith —físico y promotor de la geoingeniería adscrito a la Universidad de Calgary— describe la geoingeniería como “una solución expedita que emplea tecnología adicional para contrarrestar efectos no deseados sin eliminar su causa de origen”. En otras palabras, la geoingeniería emplea nuevas tecnologías para intentar rectificar los problemas creados por el uso de viejas tecnologías: un clásico remiendo tecnológico.
En medio de un creciente malestar público y cada vez mayores concentraciones de dióxido de carbono en la atmósfera, los países miembros de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se sienten presionados a “doblar las manos”: o bien adoptan políticas socialmente responsables para reducir dramáticamente
la producción y el consumo de combustibles fósiles, o esperan a que emerja una alternativa, un recurso providencial en la forma de un conjunto de arreglos tecnológicos que les permita mantener el status quo y evadir las consecuencias. No sorprende que el supuesto “recurso providencial” —la geoingeniería— adquiera fuerza. Tampoco sorprende que
los Estados del Norte global, responsables por casi la totalidad de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y que han negado o evadido durante décadas el tema del cambio climático, son los que más calurosamente han dado la bienvenida a la opción de la geoingeniería.
Pero además, esos países son los que tendrían un control de facto de su emplazamiento: sólo los países más ricos del mundo tienen la capacidad real de integrar el hardware y el software necesarios para intentar recomponer el clima y reajustar el termostato. También es obvio que los protagonistas del sector privado que querrán encabezar la geoingeniería serán probablemente las mismas empresas de las ramas energética, química, silvícola y de los agronegocios que cargan con la responsabilidad de haber creado el actual predicamento climático en el que nos encontramos, es decir, los mismos que nos condujeron a este caos.
Elegir la geoingeniería como una de las soluciones al caos climático atenta directamente contra el principio de precaución. Aún los posibles inversionistas reconocen que no sabemos lo suficiente sobre los sistemas terrestres como para arriesgarnos a la aplicación intencional de la geoingeniería o incluso a experimentar con ella en el mundo real. No sabemos si la geoingeniería será barata (como insisten sus promotores), especialmente si fracasa (o cuando fracase), si obstaculiza el desarrollo de alternativas constructivas o provoca efectos adversos. No sabemos cómo retirar una tecnología de escala planetaria ya que ha sido liberada. Es probable que las tecnologías que alteren la composición de la estratósfera o la química de los océanos tengan consecuencias no intencionales e impactos diferenciados en el mundo, es decir, que en unos lugares el resultado sea bueno, y en otros no tanto (a lo que se
llama eufemísticamente “heterogeneidad espacial”). Así como el experimento de “geoingeniería” no intencional que significó la Revolución Industrial afectó desproporcionadamente a los pueblos que habitan las regiones tropicales y subtropicales del mundo, es probable que los experimentos de geoingeniería deliberada afecten precisamente a
los pueblos comunidades con menos posibilidades de sobreponerse a los desastres.
Los gobiernos que calladamente discuten la posibilidad de financiar la experimentación en geoingeniería son los mismos que incumplieron en aportar siquiera los recursos mínimos para las acciones de mitigación o adaptación al cambio climático. De hecho, en algunos centros de decisión se está proponiendo el enfoque MAG (Mitigación, Adaptación y Geoingeniería) para incorporarlo en las discusiones sobre cambio climático. Esos gobiernos están dispuestos a desviar los fondos que serían usados para las acciones de mitigación y adaptación frente al cambio climático hacia la geoingeniería, si se les da la oportunidad.
Después de todo, tienen la capacidad de gastar el dinero en sus propios científicos y corporaciones para lanzar iniciativas que muy probablemente sólo beneficiarán a “su parte” del mundo. No existe razón para que los gobiernos y los pueblos de la mayoría del continente africano, Asia o América Latina confíen en que los gobiernos, empresas y
científicos del Norte global defenderán sus intereses. En ausencia de una comprobable buena fe de los estados que promueven y presumiblemente controlarán el desarrollo de la geoingeniería, los gobiernos del Sur global deberían desconfiar. En ausencia de un debate público que incorpore el tema de las desigualdades entre países ricos y pobres, en términos, tanto de la responsabilidad histórica por el cambio climático, como de los impactos potenciales de cualquier tecnología emplazada para combatirlo, la geoingeniería no es más que un acto de geopiratería.

Un jarro de agua sobre las esperanzas de acuerdos en el COP16 de Cancún
Confirmando lo que se venía rumiando desde hace meses, la Ministra de Asuntos Exteriores de México dio hoy al traste con las esperanzas de alcanzar acuerdos juridicamente vinculantes que sustituyan al Protocolo de Kioto el la próxima reunión del COP16 que comienza el 29 de noviembre en Cancún, diciendo que las negociaciones se están centrando en cuestiones de menor importancia antes que en buscar un acuerdo global para 2011 o más tarde.
En declaraciones tras una reunión de dos días en Ginebra que se ocupa de cómo pagar por proyectos de reducción de carbono en los países en desarrollo, Patricia Espinosa dijo que el público no debe medir el éxito de las conversaciones de Cancún por si los países están de acuerdo sobre un nuevo texto jurídicamente vinculante de lucha contra la el calentamiento global.
Yo no creo que este es el enfoque adecuado en las actuales circunstancias», dijo a los periodistas.»En todo el mundo hay necesidades reales e intereses muy diferentes.»
Espinosa dice que en Cancún se puede acordar la creación de un «fondo verde» concretando las propuestas del Acuerdo de Copenhague por el que los países industrializados se comprometían a aportar 10 mil millones de dólares anuales hasta 2012 que pasarían a ser 100 mil millones/año desde esa fecha hasta 2020 para financiar políticas de mitigación y adaptación en los países desindustrializados.
Sobre esto último también se ciernen dudas y se cree que los países ricos no aportarán fondos adicionales nuevos y solo cambiarán el nombre de los que tienen en marcha y/o comprometidos actualmente como Fondos de Ayuda al Desarrollo.
La credibilidad de estas aportaciones es fundamental para que se pueda llegar a acuerdos vinculantes de reducción de emisiones.
Para hacer el seguimiento de estas aportaciones, de quién aporta y quién recibe, se presentó una nueva web puesta en marcha por el gobierno alemán, Far Start Finance que Christiana Figueres, Secretaria Ejecutiva de la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático ha definido como » llave central para abrir la puerta del éxito en Cancún»
Fuente: The Guardian

Ayuda a Pakistán
Creditos: CWS-P/A/Zafar Wazir, CWS-P/A/Zafar Wazir, Sujag Sansar Organization, CWS-PA/Ghulam Rasool, CWS-PA/Mohd. Younes, CWS-PA/Saleem Dominic.
Creditos: CWS-P/A/Zafar Wazir, CWS-P/A/Zafar Wazir, Sujag Sansar Organization, CWS-PA/Ghulam Rasool, CWS-PA/Mohd. Younes, CWS-PA/Saleem Dominic.
Desde InspirAction, la ONG comprometida con la lucha contra la Pobreza y el Cambio Climático.
Os escribimos porque estamos en Alerta Roja en la oficina, movilizando todos los colaboradores que tenemos en Pakistán para poder gestionar el envío de la Ayuda de forma rápida y eficaz.
Durante los dos últimos meses hemos estado haciendo llegar paquetes de comida con harina, arroz, aceite de cocinar, azúcar, te, y sal ionizada…en total 2.940 toneladas de comida a
los que hay que añadir paquetes de enseres de comida, latas de carne, bidones de combustible para cocinar, aislantes para el suelo, kits de higiene y mosquiteras.
Nuestros colaboradores han puesto en marcha además, unidades médicas móviles en furgonetas que van dando asistencia en los campamentos de desplazados que están apareciendo, hasta ahora hemos atendido a un total de 1.605 pacientes. Las 3 unidades móviles están operando en algunas de las zonas más devastadas (Roniyal, Kishore and Segram)
Hemos logrado ayudar a más de 237.950 personas en tres provincias distintas (Khyber Pakhtunkwa, Balochistan, y Sindh) pero aún quedan muchos desplazados que precisan ayuda de forma Urgente.
